jueves, 26 de febrero de 2009

¿Hay salida o vamos a un imparable colapso?

Este sociólogo, (Gil Calvo, La isla de Pascua y el colapso global) que al principio negaba la crisis, atribuyéndola a falsos augures, propone cuatro salidas posibles, en realidad sólo tres -y además etapas escalonadas hacia el colapso-, porque la última es un mero deseo de paz y bondad universal. Su artículo juguetea con una inútil e incomprensible comparación con el colapso de los moaís en la isla de Pascua.
Así como los habitantes de esta isla desaparecieron por una arriesgada competición entre clanes por ver quien elevaba los moaís más altos, sacrificando para ello los recursos necesarios para sobrevivir, así los clanes empresariales y estatales de hoy competirían especulando y erigiendo enormes burbujas, financieras, inmobiliarias, que agotan los recursos productivos. Veamos cuáles son esas posibles salidas a la crisis actual.
1. La salida liberal que proponen los poderes financieros globales respaldados por los organismos internacionales como la UE, el FMI o la OCDE: una crisis intensa y aguda, que durará dos o tres años hasta que se complete el proceso de desapalancamiento con altísimos costes sociales, tras lo que se iniciará una lenta recuperación que dará paso a un nuevo proceso estable de crecimiento autosostenido, eventualmente susceptible de abrir nuevas fuentes de negocio convertibles en moaís (pirámides o burbujas especulativas). El intento del Estado de regular los mercados fracasará porque no puede imponerles normas ejecutivas, pues cuando intenta hacerlo la mano invisible del mercado reacciona generando un desorden espontáneo como el actual.

2. La segunda salida previsible de la crisis es el colapso definitivo de los mercados tras el fracaso del keynesianismo light, lo que obligará a los Estados a una intervención hardcore mediante nacionalizaciones masivas de la banca y de las empresas en quiebra con el posible cierre de las Bolsas. Esta salida estatal implica la supresión o al menos la suspensión de los mercados libres, que quedarán sustituidos por un proteccionismo mercantilista (colbertismo) de estilo chino e inspiración prusiana. Pero con ello se anula la virtualidad de los ciclos económicos, y la crisis deja de ser un punto de inflexión entre las fases recesiva y ascendente para convertirse en un estado estacionario de estancamiento en forma de L (ramal descendente de caída en picado seguida de una duradera depresión lateral).

3. Si la depresión se eterniza, la salida estatal o proteccionista agravará extraordinariamente el clima de conflictividad social. Y entonces comenzará a ser posible y quizás probable la tercera salida, que podemos llamar violenta: bélica o incluso revolucionaria. Al fin y al cabo, el colapso de la isla de Pascua terminó en un baño de sangre, y lo mismo ocurrió con la depresión económica de los años treinta, cerrada con el crepúsculo de los dioses proteccionistas.

4. Queda una cuarta posibilidad, al menos teórica por improbable que sea, y es la de convertir la actual crisis de los mercados en una verdadera crisis del sistema, eventualmente capaz de dar a luz un nuevo modelo de sociedad. Una sociedad sostenible y ya no basada en el depredador capitalismo neoliberal, que de ciclo a ciclo y de burbuja en burbuja está conduciendo al planeta a un inminente colapso como el de la isla de Pascua, ahora masivamente amplificado a escala global.

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