miércoles, 4 de febrero de 2009

El caso de Islandia

Gregorio Morán, en La Vanguardia.
 Islandia vivía feliz gobernada por gente muy seria. Los nacionalistas por excelencia llevaban mandando diecisiete años, que por algo se llamaban el Partido de la Independencia y eran conservadores, por qué iban a ser otra cosa. Geir Haarde hubiera estado ahí toda la vida, dirigiendo el país solo o en compañía de otros. dentro de mis convicciones está la de que mientras un pueblo mantenga durante más tiempo que el prudencial el prestigio y el respeto hacia sus líderes, repercutirá en su estado moral, económico y hasta social.
Quebró la Islandia de las trescientas mil cenicientas que dormían todos los días convertidas en las lecheras del cuento. Pero supieron levantarse, y desde el 20 de enero muchos miles se instalaron ante el Parlamento de Reikiavik e iniciaron una cacerolada - ¡una cacerolada en Islandia, donde la última protesta que se recuerda fue hace exactamente 60 años, cuando el Gobierno decidió entrar en la OTAN y ninguno de los presentes aún había nacido!-.Empezaron un martes y al lunes siguiente el Gobierno en pleno dimitió. Eso es una sociedad con opinión pública libre y decisoria.


También nosotros estamos en la cuenta atrás de la quiebra, pero con una diferencia notable con Islandia. Nos cubre la Unión Europea - alguien se imagina la peseta española capeando el temporal, sola y atrevida-y otra no menos notable, aquí hasta el día de la fecha nadie ha salido a la calle para decir a ese vendedor de humo, ese chico de la sonrisa de cristal y el culo de plomo, que ha llegado su momento de preparar la salida. Que hasta aquí hemos llegado. Tengo para mí que Zapatero es uno de esos tramposos que se engañan hasta haciendo solitarios; un experto en promesas, que primero dijo que no había crisis, luego que la crisis eran los otros. Miente y se equivoca. Los cínicos con cara de ángel me son especialmente repulsivos. Prefiero los demonios, porque son lo que son y hacen las trampas sin pretender salvarte la vida; todo lo más te tientan con prolongarla.

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