martes, 19 de mayo de 2009

¿Por qué dura tanto la crisis?

Gabriel Tortella compara con el 29:
 La caída del empleo es de enorme trascendencia porque el factor humano es el más relevante elemento productivo, el más importante componente de la demanda y, además, y sobre todo, porque la finalidad última de la actividad económica es procurar la mayor felicidad para el mayor número de seres humanos.

Las consecuencias de la actual crisis son muy difíciles de prever, pero sí puede afirmarse que, cuanto más dure, más graves serán, porque varios años de desempleo y malestar social, no limitados a los países ricos, que al fin y al cabo tienen recursos para amortiguar la penuria, sino extendidos a países pobres, pueden dar lugar a problemas y tensiones políticas de dimensiones incalculables.


El intento de defender el sistema monetario del patrón oro [en la crisis del 29], que requería una política monetaria restrictiva, fue uno de los factores que acentuó el pánico y empeoró la catástrofe. Hubo muchos otros elementos que contribuyeron al alargamiento y la profundidad de la caída (entre ellos el resurgir del proteccionismo), pero otro grave error, especialmente del Gobierno norteamericano, fue su voluntad de impedir que cayeran los precios y los salarios. Un artículo muy conocido de Peter Temin, catedrático de MIT, compara la evolución de los salarios en Estados Unidos y la Alemania nazi y muestra cómo la caída de los salarios en Alemania y las medidas intervencionistas del Gobierno, acabaron en muy poco tiempo con el paro alemán, que era aún mayor que el de Estados Unidos en 1932. En este país, donde los salarios reales aumentaron durante la depresión, el alto nivel de paro no desapareció hasta la Guerra Mundial.

Pero si se están tomando las medidas adecuadas, ¿por qué dura tanto la crisis?

La moderación de los salarios favorece el empleo o aminora el desempleo. El mantenimiento artificial del salario, como se está haciendo en España, segmenta el mercado de trabajo, separando a empleados privilegiados y parados desprotegidos. Debido a la rigidez salarial, la Gran Depresión conoció tasas de desempleo sin precedentes.
La comparación entre ambas crisis nos dice bien a las claras que un mercado laboral rígido multiplicará y prolongará el volumen de desempleo y, por tanto, la desesperación de millones de trabajadores. Las consecuencias pueden ser catastróficas, como lo fueron las de la Gran Depresión.
Estos preocupantes datos sobre Europa.
Entre enero y marzo pasados el conjunto de la UE decayó un 2,5% de su Producto Interior Bruto (PIB), frente a un 1,6% en EE UU. Alemania, que representa un poco más de la cuarta parte del conjunto de la zona euro, cayó casi un 7% en términos interanuales. Italia, 5,9%; Francia, 3,2%; Reino Unido, 4,1%; España, 2,9%. La hecatombe, en los países bálticos: Letonia, -18,6%; Estonia, -15,6%; Lituania, -10,6%.
Los eurobarómetros y los sondeos nacionales que se hacen públicos con motivo de las próximas elecciones europeas indican una sensación de fin de siècle, o de estación término de una época en muchos europeos, en la que se combinan el decrecimiento económico, la desafección política y el descontento social ante lo que está sucediendo (primeras manifestaciones sindicales en varias ciudades europeas).

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