lunes, 18 de mayo de 2009

Lo que ZP no supo o no quiso explicar

El discurso de Zapatero parece no entender que el crecimiento solamente puede venir desde la iniciativa privada y que el papel del Gobierno es crear las condiciones estructurales para que esa iniciativa se desarrolle, sin intentar adivinar qué actividades o sectores serán los ganadores y cuáles los perdedores.
1. Primero, la reforma laboral. Hace semanas, cien académicos han puesto sobre la mesa una propuesta de reforma laboral clara, sencilla y factible. Lo que hace falta ahora es que los partidos, los interlocutores sociales y el Gobierno aborden esta cuestión sin excusas. La economía del conocimiento demanda un nuevo mercado de trabajo. 
2. En segundo lugar, una reforma de las pensiones que lleve a una sustancial reducción de las cotizaciones sociales y a un incremento de la edad de jubilación es el único camino posible. No hacen falta más medidas, pero éstas son tan necesarias para el cambio como el aire limpio. Sobre este tema el silencio del Gobierno, oposición e interlocutores sociales es atronador. 
3. En tercer lugar, una reforma orgánica de la imposición fiscal. Correctamente, el presidente del Gobierno ha subrayado que, con una presión fiscal del 33% del PIB, la imposición fiscal en España es menor que en muchos países de la UE. Así es, pero, al mismo tiempo, mantenemos una distribución de cargas entre los diferentes impuestos que es especialmente gravosa con el trabajo, especialmente el trabajo más cualificado, que es justo lo que necesitamos incentivar. 
4. En cuarto lugar: la inmigración. Los inmigrantes no constituyen solamente la mayoría de los parados, sino que siguen llegando inmigrantes escasamente cualificados. Un cambio radical en la política de inmigración es una pieza crucial para un nuevo modelo de desarrollo. 
5. Quinto, el sistema financiero. La reforma de las cajas de ahorro, para que den cuentas a alguien, preferiblemente al mercado, debe hacerse antes de que sea demasiado tarde. 
6. Finalmente, la educación y en especial las universidades. El discurso del presidente contenía varias y útiles medidas para el sector de la educación, pero se ha quedado corto con lo principal: reformar el sistema universitario para que las universidades españolas puedan competir libremente entre ellas, y que ganen las mejores. Es decir, hay que premiar a las universidades que producen más investigación de calidad y jóvenes trabajadores mejor preparados. Es aquí, únicamente desde estas bases, y no desde incentivos fiscales y dirigismo político, desde donde puede surgir el nuevo modelo de crecimiento que España necesita.

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