martes, 11 de noviembre de 2008

Pánico en el automóvil

En el tercer trimestre de este año, GM -cuyos títulos cayeron ayer más del 25% hasta el nivel de hace 62 años- tuvo pérdidas de unos 3.290 millones de euros y Ford, de 2.338 millones. Están sin liquidez, a un paso de la quiebra. Nissan, en Catalunya, amenaza con cerrar en 2012 si no recorta 1.680 empleos.

La automoción, todo el mundo en coche, es insostenible desde hace mucho tiempo. Contaminante, ruidosa, ocupando un espacio enorme en las ciudades y en la campiña, estresante, con un consumo energético desorbitado, asesina -¿qué produce más muertes que los accidentes de tráfico-, absorbiendo unos recursos gigantescos. Está claro que el coche es uno de los inventos más nefastos de la humanidad.

Una consecuencia de la crisis será la reestructuración del sector. Hay que ver cómo se hace. El beneficio podría ser enorme para todos. Los políticos deberían no rescatar de la quiebra a las grandes firmas, que se rehagan desde abajo. El impacto de la quiebra de los grandes americanos ( General Motors, Ford y Chrysler) sería brutal -en EE UU emplean directamente a 250.000 personas y hasta a cuatro millones más de forma indirecta- pero necesario para su recomposición sobre otras bases. Además se abrirían enormes perspectivas en el trasporte público. Si tuviésemos políticos inteligentes, y realmente ecologistas, tomarían la ocasión por los huevos y redefinirían el trasporte ciudadano, diseñando un futuro sin coches privados. Esa es mi utopía.
Mientras tanto, el coche eléctrico es posible. En España por ejemplo podría servir para absorber la energía sobrante de los parques eólicos, que en ocasiones han de ser desconectados.

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El reportaje de 'The Economist' comienza a hacer su efecto.

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