miércoles, 3 de junio de 2009

El decálogo del cisne negro

Nassim Taleb, que se ha hecho famoso por su superventas El cisne negro, sobre el impacto dramático que puden tener sucesos inesperados, posibles, pero altamente improbables, escribió hace unos días un artículo en Financial Times, un decálogo del cisne negro para no volver a tropezar con los errores cometidos que han llevado a la crisis. Traducción.

1. Que lo frágil no crezca hasta el punto de ser tan grande que no se sostenga.
2. No socializar las pérdidas y privatizar las ganancias. Todo lo que debe ser rescatado, ha de ser nacionalizado. Se refiere, obviamente, al sector financiero.
3. Retirar el carnet al conductor que se estrella por conducir con los ojos vendados. Si los reguladores y supervisores nos han metido en esta crisis, es suicida depositar en sus manos la solución de la misma. Hay que buscar nuevos actores no contaminados para los nuevos tiempos.
4. Premiar los éxitos y castigar los fracasos. No podemos jugar sólo a una de las caras del capitalismo. Terminar con la asimetría de aquellos sistemas de compensación, propios de la banca de inversión, que incentivan la toma de riesgos sin importar sus consecuencias.
5. Sencillez frente a complejidad. La innovación financiera debe hacer la vida más fácil y no más complicada, necesaria consecuencia del proceso de globalización y el aumento de las transacciones financieras internacionales.
6. El fin no justifica los medios. En cualquier producto financiero derivado debe primar más el fin que pretende conseguir que las consecuencias que de él se pueden derivar. Deberían prohibirse aquellas estructuras que sólo unos pocos conocen y casi ninguno entiende.
7. La confianza es patrimonio intrínseco del mercado. Todo lo que puede hacer daño a esta realidad última debe ser evitado en la medida de lo posible. Ningún gobierno debería nunca tener que “restaurar la confianza”, sino establecer los cauces para que ésta no se pierda.
8. Al drogadicto con síndrome de abstinencia no hay que darle ni una dosis. No se puede curar el exceso de crédito con más apalancamiento. La crisis actual no es temporal, sino estructural y requiere de un largo proceso de rehabilitación.
9. El mundo debe dejar de ser esencialmente financiero. Debemos usar los mercados como depósitos de valor. Sólo los inversores profesionales pueden pasar esa barrera. Los ciudadanos deben preocuparse de sus propios negocios y/o empleos (que están bajo su control) pero no por sus posiciones financieras (que escapan al mismo).
10. Aprovechar los huevos rotos para hacer una rica tortilla.  No cabe alternativa. Hay que rehacer el sistema en su totalidad. No caben parches. Movámonos hacia un Capitalismo 2.0 donde el peso de la deuda y de la clase bancaria sea mucho más reducido y sean más las certezas que las incertidumbres.

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