miércoles, 29 de octubre de 2008

Al principio me daba vergüenza venir al comedor de caridad

Marco Quiroga llegó a España en diciembre de 2006, licenciado en Derecho, no pudo ejercer de abogado. Empezó en la construcción, 1.400 euros al mes. Pagaba una habitación, 180 euros al mes, y mandaba  a su mujer 100 euros, unos 900 bolivianos, para vivir un mes completo. Luego trabajó en el campo, 1.000 euros al mes. Su último empleo, repartía publicidad en la calle, 600 euros.
"Al principio me daba vergüenza venir al comedor de caridad, pero con el tiempo te das cuenta de que cada día hay más gente en una situación como la tuya que viene aquí a comer. (...) Como no tengo papeles, me los dejaba un compatriota mientras se iba de viaje y así me contrataban. (...) Ahora hago trabajitos, me llaman amigos para que les ayude a pintar o lo que salga. (...). Hace meses que ya no mando nada a casa. Hay menos trabajo, y sin papeles es todavía más difícil. Las mujeres lo tienen más fácil con el trabajo doméstico, pero para nosotros hay menos oferta.
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A pesar del proceso de crecimiento económico de la última década, los índices de desigualdad y de pobreza apenas se han reducido en España. No sólo eso, sino que sus niveles se han mantenido constantes a lo largo de todo el período, a espaldas del proceso de extraordinaria generación de riqueza al que hemos asistido en los últimos años. Esta es una de las principales constataciones del VI Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en España 2008 que se ha presentado esta mañana en Madrid y en el que se hace una radiografía de la realidad social de nuestro país entre 1994 y 2007.

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